martes, agosto 24, 2004

Editorial olímpica.

Con la primera semana de los juegos olímpicos a punto de terminar, hay dos cosas que me quedan muy claras. Primero: el deporte mexicano es un desastre. Segundo: Para las televisoras el deporte ha quedado en segundo plano.
Con los fracasos de los atletas mexicanos en esta primera semana de competencia, queda claro que las políticas deportivas de nuestro país necesitan una reestructuración urgente. Los pleitos internos entre la gente del Comité Olímpico Mexicano y la de la CONADE, han afectado al deporte nacional en toda su estructura. Lo que está sucediendo en Atenas es solamente la punta del iceberg. Desde sus cimientos el deporte nacional tiene severos problemas. No existe en México un seguimiento adecuado del talento joven e incluso eventos de participación masiva como las Olimpiadas juveniles e infantiles que se realizan en nuestro país, aún se tiene mucho camino por recorrer para poder generar atletas de alto nivel no solo físico, sino mental, capaces de soportar la presión que se genera en eventos de alto nivel competitivo como lo son unos juegos olímpicos. La primera semana de Atenas ha demostrado una vez más, que los deportistas de elite provienen de países con alto desarrollo, económico, cultural y social. Y de países con economías emergentes cuya detección de talentos ha sido exitosa como es el caso de los chinos. Nuestro país, vive en una crisis social, política y económica en la que por lógicas razones es más importante sobrevivir que practicar un deporte. Mientras el país no avance en todos sus ámbitos, nuestros deportistas se seguirán ahogando en las competencias de alto nivel. Claro, siempre hay excepciones y quizá las veamos en esta segunda semana de Juegos Olímpicos. Ojalá. El nivel de decepción que se percibe entre el público es alto, y México necesita hoy más que nunca de victorias en el evento que, a pesar de los intereses comerciales que lo rodean, sigue representando a los más altos ideales de la humanidad.
Y mientras tanto, las televisoras parecen estar más preocupadas por su propia competencia cómica, que por las competencias mismas. Televisa tiene resúmenes que son un desastre en todos sus aspectos, pero creo que se ha preocupado un poco más por la transmisión de eventos deportivos de interés para el público mexicano. Sin embargo ha hecho un alarde tecnológico que por momentos resulta contraproducente. Las pantallas divididas, en lugar de presentar lo que está pasando en eventos simultáneos, no permiten la apreciación de ninguno. Existe una producción sobre saturada y que en lugar de explicar las diversas disciplinas olímpicas a fondo, no están explicando correctamente al público los diferentes aspectos técnicos y tácticos de cada deporte.
Azteca lleva la ventaja en cuanto a sus resúmenes, pero va atrás en cuanto a la transmisión de los eventos. Por ejemplo, mientras Televisa tenía en vivo el partidazo entre las selecciones de Argentina y Serbia y Montenegro, Azteca transmitía una premiación en la alberca Olímpica en la que una vez más ganaba un norteamericano y que me parece que en México a nadie le importaba mucho. Este tipo de errores se paga caro, y eso puede reflejarse en los ratings que aparecen ahora y que en materia de transmisiones ponen a Televisa por sobre los Del Ajusco en cuanto a los números de audiencia.
Comienza pues la segunda semana y esperemos que en lo que resta de estos juegos, que tampoco han sido brillantes como Sydney o Barcelona, las cadenas de televisión Mexicanas nos permitan ver cosas mejores que las hasta ahora mostradas.
Venga México...es ahora o nunca.

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