martes, abril 12, 2005

De los juegos radiofónicos...

My wife suele decir que mi trabajo es un juego. Si ella hubiese estado en la oficina hoy a las 11 de la mañana, al verme moldeando una barra de plastilina con los ojos cerrados, seguramente confirmaría que siempre ha tenido la boca llena de razón.
Así es...Hoy inicié un taller radiofónico titulado "El Árbol de la Radio" Un taller extraño si me preguntan, pues aún no termino de comprender como este tipo de dinámicas (como la de la plastilina) pueden ayudar a construir mejores productos radiofónicos. Pero, sospecho por donde va el asunto. Se trata de estimular a ese ingrediente tan necesario en todo proceso mediático: la creatividad.
Es interesante, por que la edad en la cual somos más creativos es precisamente la niñez. Por eso en gran medida, el día de hoy el taller nos envió de regreso por un momento a esa etapa de la vida. Cuando uno es niño, es capaz de ir construyendo un mundo nuevo todos los días. Un universo lúdico del cual nos vamos alejando a medida que vamos creciendo. Supongo que un abogado (como my wife) o un contador, por citar dos profesiones como ejemplo, no tienen la posibilidad de regresar a esos universos en su actividad diaria. Un productor de radio sí, y eso nos nos da la oportunidad de tratar de mantener casi intacta nuestra capacidad de asombro.
Hubo un momento, que hizo del taller algo más interesante. La instructora (Martha Romo, autoridad en la materia) Nos pidió que con los ojos cerrados le escribieramos una carta al "niño que todos llevamos dentro" Eso ha sido completamente dificil. Escribir con los ojos cerrados y luego localizar a nuestro infante interior para hablar con él. Me sentí abrumado. De pronto me ví con tantas ideas en la cabeza, que terminé por hacer una carta bastante simple y que no reflejaba realmente lo mucho que tenía que platicarle a mi niño interno. No quedé satisfecho con el resultado y todo el camino a casa he estado pensando en las cosas que pretendí escribir y que en ese momento realmente no pude.
Así que hace un rato, y sin la presión del tiempo y las cosas del trabajo, regresé y le escribí algunas de las cosas que quería decirle...Aquí las comparto con ustedes...
Hey...ahí estás, bueno...siempre has estado presente. Cada vez que escucho una canción, leo un libro o veo una película; sueles aparecer y llamarme. Sueles sentarte junto a mí y gritar de asombro ante una explosión, una frase o un grito rocanrolero. Sueles tomar la guitarra de aire y brincar y bailar como lo has hecho desde la primera vez que un acorde llegó a tus oídos. Me recuerdas todos esos momentos que pasamos juntos. Aquellas tardes en las que una vez que la lluvia había cesado solíamos salir a nadar en la calle inundada, acompañados de barcos de plástico que jalábamos con hilos tomados del costurero de mamá como si fueran trasantláticos llenos de piratas y soldados. Soldados de plástico a los que acomodabas en los libreros de Papá transformados en fuertes aliados que resistían valientemente los embates de las tropas nazis.
Recordé aquellos días en los que soñábamos con medir dos metros de altura, para así ser estrellas de la NBA. O cuando salimos a gritar por toda la calle porras a la selección mexicana de fútbol, después de haber sido eliminada por Alemania el mundial del 86. O cuando por primera vez tomámos conciencia de lo que era un mundial, y lloramos amargamente cuando Túnez (¿qué diablos era Túnez?) derrotó a los mexicanos 3 -1 en el Argentina 78. Y aquel torneo de basquetbol en el que desfilamos juntos, orgullosos, con nuestro uniforme de la selección de de la escuela, mientras búscamos en las gradas el rostro de Papá, el eterno basquetbolista de la familia.
Me encanta recordar todo aquello contigo. Nuestros fracasos (como las clases de piano) Nuestros triunfos (como los concursos de oratoria) Y esos pequeños detalles que hacen de la infancia una aventura (como las temporadas en la playa con Mamá) Y es que en esta tarde, quizá por accidente, alguien te ha traído a la memoria. Y tú, has regresado este día con mucha fuerza. Sonriente como siempre, lleno de vida, de alegría. Te extrañaba camarada. Pero sabes...es bueno que regreses, que me permitas mostrarte en lo que nos hemos convertido. Ya no jugamos basquet (¿recuerdas nuestro hombro dislocado?...eso nos inhabilitó para siempre) pero trabajamos en lo que siempre soñamos Y somos felices haciéndolo. Mira nuestra casa ¿Así la imaginaste? ¿Ves ese poster de los Beatles en el comedor?...tu lo pusiste ahí. ¿O ese collage hecho con afiches de películas que adorna con orgullo la sala? Tu culpa también. Seguimos tocando la guitarra (la de aire, nos sigue saliendo mejor) Y seguimos leyendo libros, cuando el tiempo lo permite. Seguimos adorando nuestros discos, ¿y qué crees? todavía tenemos que ahorrar mucho para poder comprar uno jajajajaja...¿Sabes? nos casamos...y ¿sabes? estamos felices. ¿Ves esa foto? es nuestra wife...y si, es adorable, aunque a veces te regañe y no te deje salir a saludar. Pero de pronto, juega y ríe contigo, tal vez sin estar conciente de que lo hace. Pero en ciertos momentos, eres tú quien la hace feliz. Mientras yo les miro agradecido a ambos por existir.
Nos faltan muchas cosas por hacer. Todavía no podemos cumplir con nuestro sueño de seguir estudiando. Todavía no hemos terminado de escribir nuestro primer libro, o de filmar nuestra primer película. Aún no hemos visto un partido de la NBA en vivo, ni mucho menos hemos estado presentes en una inauguración de juegos olímpicos. ¿Pero sabes? ahora más que nunca estoy seguro que mientras te quedes conmigo seguiremos soñando con esas y miles de posibilidades más. Por que eres tú quien me da esperanza, quien me permite despegar el vuelo de la imaginación todos los días. Y en cierta medida, eres tú quien me ha ayudado a luchar por cumplir muchas de las cosas que desde siempre hemos imaginado juntos.
Seguimos juntos. Trataré de que te quedes conmigo siempre. Prometo hablarte más seguido, recurrir a ti y consultar contigo las cosas importantes. Tu visión y tu capacidad para correr riesgos seguramente me ayudarán a tomar mejores decisiones. Y, sobre todo, a seguir disfrutando la vida como siempre lo hemos hecho.
Sinceramente...yo....

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