viernes, marzo 07, 2008

De la Guerra que generó otra guerra...


Seven Readers!!

Una de las mejores frases de la historia reciente del cine norteamericano está en Charlie Wilson's War, la última película del gran Mike Nichols. En un campamento de refugiados afganos en Pakistán, el analista de la CIA Gus Avrakotos, el congresista Charlie Wilson y la millonaria texana Joanne Herring, miran al ultra conservador congresista Doc Long arengar, junto a los guerrilleros afganos, en contra del ejército soviético que en 1979 invadió a Afganistán para intentar garantizace un paso al pérsico y al petróleo que se encuentra en la zona. Doc Long grita: "Dios está de nuestro lado" a lo que los afganos responden con emocionados gritos. Charlie Wilson le dice entonces a Herring: "Gus se pregunta siempre: ¿Y que pasará cuando Dios esté en ambos lados?" En 2001 conocimos la respuesta a esta pregunta.
El gran mérito del filme de Nichols es precisamente ese: presentar a las nuevas generaciones como se resolvió un conflicto que terminaría por ser el factor del fin de la guera fría y la nueva reconfiguración del mundo. Era el inicio de lo que años después Samuel Huntington llamaría "la guerra por la cultura" cuyas consecuencias hoy son del orden global. 
Uno entiende por que un realizador tan prolífico y crítico como Nichols, escoge este atractivo tema para este su más reciente filme. La historia de Charlie Wilson es atractiva por donde se le mire. El personaje lo es: un aparentemente mediocre y mujeriego congresista texano, quien en una noche de juerga mira por la televisión un reportaje de 60 minutes sobre la guerra en Afganistán de principios de los ochenta. La historia despierta su interés y ahí inicia una cruzada que tiene un claro objetivo: conseguir recursos para los guerrilleros afganos y así dotarles de armamento para vencer a los soviéticos. Wilson comprende que está ante un momento histórico decisivo y que el resultado de la guerra fría depende de ese conflicto que hasta entonces había pasado desapercibido por los norteamericanos.
No es de extrañar tampoco que una historia con tantos tintes políticos interese a un escritor prodigioso como Aaron Sorkin. Sorkin fue el responsable de dos de las mejores series televisivas de los últimos años: The West Wing y Studio 60 at the Sunset Strip. En ambas Sorkin demostró ser un superdotado escritor de diálogos y al mismo tiempo un magnífico escritor de situaciones que giran en torno a acontecimientos políticos. Estás características están presentes a lo largo de todo el filme y le convierten en una pequeña lección de como maniobrar políticamente para obtener un objetivo. Es un guión realmente extraordinario y que encuentra a un talentoso narrador como Nichols (responsable de clásicos como The Graduate, Primary Colors o Closer) quien con un manejo extraordinario de la cámara nos va adentrando en los salones, las habitaciones, las fiestas y los restaurantes en los que se va definiendo el destino del planeta.




Tom Hanks logra, de nuevo, una caracterización deslumbrante. Hace a un personaje que navega entre la inocencia, la estupidez y un talento natural para ganarse a la gente. Es un tipo carismático, sencillo y simpático. y envuelto en una serie de escándalos por esas causas, pero que logra salir avante de las mismas con sagacidad e inteligencia. Y que cree firmemente en lo que hace. De pronto se ve a sí mismo en una situación que parece ir más allá de su entendimiento y termina encontrando fortuitamente al grupo de gente que le ayudará en su particular cruzada. Uno de ellos es Gus Avrakotos, un vulgar y poco diplomático pero brillante analista de la CIA, quien también por accidente termina por ser parte del grupo que trata de terminar con el ejército rojo en las montañas y desiertos afganos. La interpretación de Phillip Seymour Hoffman mereció una nominación al Oscar. La última integrante del grupo es la millonaria texana Joanne Herring, una cristiana derechista llena de doble moralidad interpretada por Julia Roberts quien hace equipo con Nichols por segunda vez. Su actuación y presencia en pantalla, funcionan como el contrapunto que le da clase y sofisticación al grupo.
Ambientada en los años 80, Charlie Wilson's War es una película netamente política, salpicada con tintes de drama y comedia; y que presenta la trama que sucedió tras las bambalinas de una historia que cambió para siempre al planeta. Un filme no apto para el público palomero, sino para aquel que busca salir de una sala dispuesto a platicar sobre lo que se ha visto, a reflexionar sobre ello y a cuestionar los actos políticos que terminan por influir de manera decisiva en el mundo globalizado en el cual vivimos. 

Así las cosas hoy sábado...

Salud pues......

4 comentarios:

Angie Sandino dijo...

Ya llegó el DVD a las tiendas de video, fijate, que lo voy a comprar (aqui en bolivia te los venden a $1 dolar y de excelente calidad)...

Un abrazo y feliz finde!

Kix dijo...

Mi querido Dave, no he podido bloggear, ando harto enchambada, pero vengo a dejarte un abrazo!

Defeña Salerosa dijo...

Me convenciste, iré a verla...

Lata dijo...

uTA, QUÉ buena crítica. Chale, vives re lejos, si no serías mi gurú, un amigo con el que siempre buscaría tomar un café. ¡¿cómo puedes recordar tantas cosas?!
He aprendido mucho de leerte, gracias. Ahora, yo vi esta peli y, no lo puedo negar, me dejó un sentimiento extraño. Amo (con mayúsculas) a Hanks, se me hace uno de los mejores actores del mundo y la Roberts me pone de buen humor. Pero me molestan las películas pro-yankies. Ya sé que esta no lo es del todo, está basada en un hecho real y una línea final salva mi percepción de la cinta, iba algo así: Ya los "liberamos", ahora los vamos a dejar así?. Cuando propone que se abran escuelas.
No sé, de repente lo sentí como un discurso oportuno (por las elecciones, claro) a una justificación por la invasión a Irak. "Nosotros siempre somos buenos". Yo estuve en la manifestación mundial del 2003 en contra de la invasión y no puedo ser objetiva ante el caso...

Ah, me has dejado pensando mucho, voy a hacer una cápsula sobre este tema. Te robaré ideas. Ñaca ñaca.