lunes, abril 18, 2011

De una Obra Maestra: Elbow "Build a Rocket Boys¡"...

Seven Readers:




Hace tiempo que no escuchaba un disco tan emocionante como el Build a Rocket Boys! de los británicos Elbow. Si, y voy a recalcar el término: emocionante. Porque es un trabajo que genera emociones: la de estar ante una banda en extremo talentosa, la de encontrarte con la originalidad propia de la genialidad y la de estar ante un disco lírica y musicalmente hermoso.
¿Cómo explicar a la emoción?. Esa es la pregunta que trato de resolver mientras escribo estas líneas. ¿Cómo explicar a una serie de atmósferas sonoras que te llevan de la reflexión, a la felicidad, de la melancolía a la esperanza?. El "cómo" adquiere nuevas connotaciones cuando en los auriculares suena la potente voz de Guy Garvey cantándole a esos misteriosos pájaros que parecen observarlo todo en "The Birds" - el primer track del álbum - mientras una base rítmica simple estalla en una poderosa orquestación justo a la mitad del tema. La sensación resulta casi inexplicable pero de algún modo sabes que estás en el camino de una obra única. Tienes entonces dos opciones: analizar al trabajo con el fino oído del melómano o simplemente dejarte llevar por las sensaciones que el disco está por producirte. Cualquiera de los dos caminos siempre resultará diferente. Porque si algo logra Elbow con el Build a Rocket Boys! es que cada vez que lo escuchas te estará llevando por una ruta completamente nueva.



Un camino que continuará con "Lippy Kids": un llamado de atención a una generación que desperdicia su talento, que no se ha dado cuenta de que los días de su juventud, son días dorados en una de las canciones más hermosas del álbum. Carvey alienta a despertar, mientras un silbido se escucha en segundo plano contrapunteando al incisivo teclado de Craig Potter.




Y entonces uno está enganchado. Tal vez tratando de darle respuesta al "cómo" que me planteé al principio. Tal vez se esté ensimismado en la contemplación sonora y las interrogantes generadas a partir de la lírica de la canción.
Tal vez continuaremos por esa ruta de la mano de la mandolina de Mark Potter justo en el siguiente track, entonces nuestro ensueño será trastornado por un coro que de pronto resurge cantando "With Love", entonces sonreirás al encontrarte en un nuevo universo sonoro, uno sencillo, simple, sin mayores pretensiones que las que se encuentran en una positiva canción de amor y eso es precisamente lo que la llena de grandeza. Universo que se reafirma con la poderosa melodía de "Neat Little Rows" que llega como especia de estampida sonora cargada de una pasión en la interpretación que conduce a un final imprevisible e incluso violento.






Violencia que será contrastada con el sonido casi folk de "Jesus Is A Rochdale Girl" - tal vez el mejor track del disco en términos líricos - al que un órgano Wurlitzer dotará de un aire infantil y melancólico, que será la compañía ideal para la entonces acomedida y a la vez profunda interpretación de Carvey, y a la sólida base rítmica compuesta por Pete Turner y Richard Jupp.




En ese instante del disco, el "cómo" aún no habrá encontrado respuesta. Tal vez incluso ya no te importe buscarla. Elbow te habrá sumergido en su arte. Y el vigor entrará de nuevo con potencia. La camaleónica voz de Carvey adquirirá nuevamente tintes de tenor cuando intérprete a la primera épica del álbum: "The Night Will Always Win". Un himno interpretado casi "acapella" con evidentes tintes godspell. ¿Será acaso que ese "cómo" esté en esa perenne búsqueda del lado espiritual de la música?. No puedo aún dar una respuesta a eso. Simplemente al término del track tus oídos se habrán contagiado por el poder que tiene una interpretación vocal hecha con las entrañas, con el corazón.




¿Dónde andamos entonces?, ¿En qué momento entraron uno metales casi latinos a escena?, ¿En que momento las percusiones adquieren una nueva dimensión y con un piano y unos metales que nos remiten tal vez hasta los días de Xavier Cugat, pero con un aire de posmoderno? Si, todo eso es posible en "High Ideals", un tema antibélico, antisistema y romántico finalmente.




¿Dónde nos encontramos, en qué parte del camino? Estamos listos ya para hablar del "cómo". Tal vez pensemos que así sea, tal vez ya entendimos de que va el viaje...y no, aún existen sorpresas en Build The Rockets Boys!, aún existe tiempo para una segunda épica, para una interpretación coral, llena de cuerdas, de la energía de las voces que gritan que es tiempo de volver a casa; que existen brazos abiertos dispuestos a acogernos. "Open Arms" es una de esas canciones que no vas a olvidar una vez que la escuches. Es la perfección en cuanto a producción, instrumentación, composición y estilo. Es Elbow en su máxima expresión. Y entonces lo sabes: ya estás consciente de que todo y todos están aquí (Everyone's here!! canta Carvey abriendo los brazos) Si, entonces uno adquiere esa conciencia que viene después de la presunción y te encuentras a ti mismo repitiendo una y otra vez: Obra Maestra, Obra Maestra...




El reprise de "The Birds" servirá para respirar, para tomar aliento. Si tomaste el camino del melómano muy probablemente estarás pensando que no has escuchado nada similar al Build a Rocket Boys¡ Que estás ante lo más original del presente año, que tal vez no vas a encontrar nada que pueda superarlo. Regresarás entonces una y otra vez al álbum, quizá intentando trazar semejanzas con alguna otra banda o artista, quizá para descubrir nuevas texturas y atmósferas, quizá para perderte en su deslumbrante originalidad. Si por otro lado te dejaste llevar por las sensaciones, en las entrañas sentirás la felicidad que solamente puede encontrarse a través de la buena música. Regresarás invariablemente a buscar nuevas sensaciones, las encontrarás y volarás nuevamente entre las infinitas posibilidades que los sentimientos plasmados en el pentagrama poseen.
Y los integrantes de Elbow parecen tener conciencia de lo que han provocado y están dispuestos a agradecerte con cariño que hayas decidido emprender este viaje con ellos. "Dear Friends" parece un track dedicado a todos los que llegaron con ellos al final del viaje. Es un feliz epígrafe, un agradecimiento a quien se ha convertido ya en un cómplice, en un viejo y querido amigo.




Y si al principio pregunté ¿Cómo explicar a la emoción? cuando el disco termina llego a la conclusión de que ello es imposible. La emoción producida por el arte es inexplicable, y al término del Build A Rocket Boys¡ de Elbow, tampoco te interesa ya encontrarla porque tu razón y tus sentimientos han sido tocados, vulnerados por lo sublime de la música. El "cómo" finalmente ha dejado de ser importante, lo único que ahora es importante es ese reencuentro con la infinidad del arte y con lo que ésta puede causar en aquel que emprende y termina un viaje junto a ella.

Así las cosas hoy lunes...

Salud pues......



jueves, abril 14, 2011

De Que Somos Lo Que Escuchamos...

Seven Readers!!...

Amo a la música. Realmente la amo y se que – aunque suene a cliché – no podría vivir sin ella. Durante toda mi vida he vivido acompañado de las notas del pentagrama, las he estudiado, las he tratado de comprender, pero sobre todo me he dejado envolver por las sensaciones y sentimientos que transmiten, por los pensamientos que genera. Con el paso de los años me he dado cuenta que la música tiene ese par de funciones: generar sensaciones, pero a la vez tiene que ponerte a pensar. Cuando ambas combinaciones se dan, entonces estamos ante la perfección, ante la posibilidad de abrir nuevas puertas hacía posibilidades diferentes. La música que consigue eso es entonces la buena música.
No se trata de un acto de escapismo a través del pentagrama, sino de buscar nuevas aristas a la realidad y sus posibles soluciones. Una buena canción te reta intelectualmente y te reta al mismo tiempo emocionalmente, si no lo hace, entonces si estamos ante obras escapistas y generadoras de mero divertimento, ante aquello a lo que
John Lennon llamaba Musak. Y esas son obras con las que cada vez guardo más distancia pues simplemente no producen ningún tipo de reto, ningún tipo de emoción. Pasa pues con la música plástica y de fórmula. Pasa con Maná o con Luis Miguel o con los Black Eyes Peas: canciones con una estructura simple y que dedican a repetir fórmulas de probado éxito comercial, pero que artísticamente ya no representan realmente algo importante, que ya no abren puertas a nuevas posibilidades.



Recientemente alguien muy importante para mí me dio una lección de humildad musical demostrándome que aún existe música hecha por artistas con ganas de crear nuevas posibilidades. Descubrir eso ha sido maravilloso, especialmente porque te das cuenta que estamos ante un fenómeno infinito: la música siempre tendrá nuevas formas de arte para ofrecer. Puede ser de cualquier género, de cualquier estilo, de cualquier época; pero si te pone a pensar y a sentir cosas diferentes cada vez que tu dedo pulsa el botón de play, si esa música te confronta contigo mismo y con el mundo entonces estás ante algo que vale la pena.

Somos lo que escuchamos. De eso no hay duda. Lo que está en nuestras colecciones de discos, en nuestras computadoras o en nuestros reproductores digitales habla de lo que fuimos, somos, lo que queremos llegar a ser. Quien llena su colección de música plástica y de fórmula tal vez – e insisto en el tal vez – sea alguien conformista, con poco espíritu de búsqueda, adorador del "establishment" y poco dispuesto al cambio. Pero quien es genuino en su búsqueda musical, quien tiene en su haber musical cotidiano música reflexiva, música con historia, música hecha para volar, música que siempre abre nuevas puertas: tal vez sea alguien dispuesto al cambio, a evolucionar, a crecer intelectual y espiritualmente, alguien original y genuino, alguien que luchará por lo que piensa y cree, es decir: alguien indispensable.






Así las cosas hoy jueves....

Salud Pues......