martes, agosto 14, 2012

De Goodbye London Skies...

Seven Readers!!...

He despertado esta mañana con esa inexplicable sensación de nostalgia que se presenta cada cuatro años al término de unos Juegos Olímpicos. Inexplicable porque nunca he estado en persona en unos juegos y porque mi experiencia olímpica se remite a muchos años de verlos por televisión. Aún así, no puedo evitar sentir que hoy algo me hace falta. He mirado esta mañana a mi pantalla televisiva y me he encontrado con que los canales deportivos han regresado a su programación normal, que el mundo entero parece poco a poco regresar de ese impasse que se produce durante los 16 días de competencias olímpicas y es cuando no puedo evitar sentir añoranza. Porque aunque a los más "intelectuales más radicales" les moleste o incomode, hay todavía en esas dos semanas algo realmente especial que nos sigue recordando que no todo es tan malo en este planeta, que aún hay cosas que el ser humano puede lograr para causarnos orgullo y admiración, que aún en medio de la competencia podemos encontrar puntos en común entre los pueblos y las personas. Es por eso que no puedo evitar hoy sentir una especie de orfandad televisiva después de haber sido un lejano testigo de los Juegos Olímpicos de Londres, sin duda: los mejores que he visto en mi vida.



¿Qué fue lo que hizo de Londres algo especial? Una serie de factores muy importantes. La majestuosa ciudad, las fantásticas instalaciones olímpicas, la enorme calidad que tuvo la transmisión televisiva de las competencias,  la irrupción de las redes sociales como enlace entre atletas, comunicadores y público; y, por supuesto, esas historias de éxito deportivo que terminan emocionándonos a todos. Creo que no han habido Juegos Olímpicos más espectaculares y sorpresivos que estos. Vimos luchas por mantenerse en la cima del deporte, caídas de grandes ídolos y a todos nos generaron alegría esos momentos en los que gana quien menos posibilidades tenía.
Si bien es cierto es que la gran discusión post olímpica se centró en quien entre Usain Bolt y Michael Pelphs fue el atleta más importante de los Juegos, hubo otros momentos gloriosos: la medalla de oro de Andy Murray y el significado que tuvo el hecho de ver a un británico ganando en el pasto sagrado de Wimbledom, la derrota de Yelena Isinbayeba y su gran deportivismo al aceptarla, el espectacular triunfo del relevo 4 x 100 por parte del equipo norteamericano, la cara de tristeza del gran Pau Gasol luego de haber perdido contra el equipo de Estados Unidos en la final del Basquetbol varonil, el grandioso triunfo de las brasileñas en el volleyball, la victoria de Gabrielle Douglas en el all around de la gimnasia femenil, la participación de las mujeres de países islámicos, etc. Lo mejor de unos juegos olímpicos es la capacidad que tienen para emocionar a quien los mira y los efectuados en la Gran Bretaña no defraudaron en ese sentido.


Historicamente los Juegos Olímpicos nunca representaron una enorme satisfacción para el espectador mexicano. Eso convirtió a muchos de nosotros en una banda de cínicos que escondíamos tras ese cinismo nuestra frustración por mirar como nuestros atletas ni siquiera se acercaban al podio olímpico. Es positivo que eso esté cambiando. Imagino que ahora los chicos que han visto por primera vez la participación mexicana en estas competencias las verán con otra mentalidad, nada como ser parte de una generación que comienza a acostumbrarse a la victoria. Los mexicanos nos regalaron momentos emocionantes y - contra lo que muchos pensábamos - se colgaron medallas completamente inesperadas.   Clavados, Tiro con Arco, Tae Kwon Do, le dieron presencia a la delegación mexicana en el medallero olímpico; pero ningún momento fue tan emotivo como el oro en el  torneo varonil de fútbol. Los Sub 23 mexicanos se impusieron a esa historia llena de fracasos y lograron lo que parecía imposible: ganarle a Brasil y hacerlo en Wembley. Un momento único, irrepetible, en el que el deporte más popular del país finalmente se encumbró en un evento de gran importancia.




Ignoro si la televisión abierta mexicana explotó hasta el cansancio el triunfo de México en el fútbol olímpico. Desde hace mucho que dejé de ver los Juegos, o cualquier otra competencia deportiva importante, en Televisa o Televisión Azteca. Si en cambio pude ver la mesura que imperó en los canales especializados de televisión de paga. Tanto ESPN como TVC Deportes hablaron de éste y de los demás triunfos de la delegación mexicana con prudencia, responsabilidad periodística y tratando de que la audiencia entienda como se alcanzaron esos logros y lo que significan para el deporte mexicano.
ESPN hizo un gran trabajo desde Londres. Sin tener los derechos de transmisión de las competencias realizaron una espectacular cobertura periodística desde la capital británica aprovechando la experiencia que en estos eventos tienen gente como David Faitelson, Heriberto Murrieta, Fernando Schwartz y Martín Ainstein. Pero sobre todo con el extraordinario "Joserra y Jacobo Presentan", en el que José Ramón Fernández y Jacobo Zabludovsky le brindaron a la cobertura olímpica de un toque de clase, de gran periodismo, de humanismo y de cultura. Dos personalidades que generaron un clásico instantáneo de la televisión y que nos contaron con una narrativa impecable lo que fue la Londres Olímpica.
El caso de TVCDeportes es fantástico. El canal deportivo de PCTV Networks, demostró que no es necesario enviar a todo tu equipo de comentaristas a la sedes olímpicas para realizar una gran cobertura. Basta con tener gente preparada para narrar los juegos, así como pasión y respeto por el deporte y por todo lo que envuelve al olimpismo, para hacer algo que puede catalogarse como un parteaguas en la televisión deportiva mexicana. El equipo comandado por Gerardo Velázquez De León dignificó a la transmisión de Juegos Olímpicos: callaron en los momentos en los que el comentario era innecesario (particularmente en las ceremonias de apertura y clausura de la juegos), narraron con gran emotividad las competencias, nos explicaron  perfectamente deportes tan complejos como los clavados o la equitación e hicieron gran uso de las redes sociales para darle participación a su auditorio. Además no hubo otra mesa tan polémica como la que tuvieron todas las noches en "Londres Total", ni hubo cápsulas culturalmente más divertidas que las que realizó Laura García desde la ciudad olímpica. TVC Deportes demostró que antes que con presupuesto la televisión debe hacerse con audacia, imaginación y respeto por la inteligencia del auditorio.



Londres clausuró a sus juegos con alegría, con una fiesta en la que nos regalaron momentos musicales maravillosos, emotivos, con grandes artistas británicos, con errores musicales como las Spice Girls, Take That o One Direction, pero con momentos increíblemente emotivos como la participación en pantallas de Lennon y Freddie Mercury, con un soberbio solo de guitarra de Brian May, con la sensación de que ahí faltaron Sting y Eric Clapton, con el fabuloso final protagonizado por The Who. Los de Londres serán recordados como los juegos más felices de la historia, como los más musicales. Han terminado con una extraordinaria celebración lo que hace que la cruda olímpica sea aún más fuerte que la que uno sintió en otras ocasiones.
Ahora viene Brasil, viene un país que ha avanzado mucho en todos los sentidos, que lucha por demostrar que puede llegar a ser una potencia mundial, y que tiene al deporte y a la fiesta como algo muy clavado en sus entrañas. Sin embargo será muy complicado superar lo hecho por los británicos con sus Juegos Olímpicos, los más alegres y gozosos desde los de Barcelona 92, los más musicales, los más oníricos. Goodbye London Skies, we are really grateful.
Adeus Olimpíadas vamos nos encontrar novamente em Rio 2016..




Así las cosas hoy martes...

Salud pues......



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