miércoles, octubre 31, 2012

De Attolini con el Dedini....

Seven Readers!!...

Emilio Azcárraga Jean seguramente está rodeado de gente brillante que le recomienda que estrategias seguir ante las crecientes críticas a Televisa y a todo el emporio de medios de comunicación que le rodea. Es muy probable que movimientos como #YoSoy132 hayan puesto a pensar seriamente a los estrategas de la empresa en tácticas para contrarrestar los comentarios que cuestionaban cada vez con más fuerza, el manejo de la información que la cadena televisiva realiza en sus espacios. Es evidente que las manifestaciones en su contra hicieron ruido en el consorcio y había que hacer algo para revertir las acusaciones en su contra y la creciente andanada de voces que luchaba por la democratización de los medios.
Y es ahí cuando aparece la genialidad de los asesores del junior Azcárraga. Alguna mente brillante habrá sugerido abrir un espacio a los jóvenes universitarios para que pueda expresar con libertad sus ideas. Es muy posible que después de que tal sugerencia fue realizada, alguna voz se haya alzado en contra de tal apertura, pues seguramente se corría el peligro de desnudar desde adentro a la televisora. Pero tampoco "contaban con la astucia" del asesor quien sugirió el perfil de los participantes del programa: chavos con poco que decir, envueltos en la pose, dispuestos a hablar por si mismos y sin mayor capacidad para desarrollar coherentemente ideas sobre lo que sucede en el espectro político - social del país. La idea entonces tomaba tintes maquiavélicos y brillantes: se abría el espacio en pos de la democratización de los medios, pero al mismo tiempo se exhibía a quienes pedían esa apertura y al hacerlo se daba al traste con la credibilidad de movimientos críticos hacía Televisa. El asesor seguramente recibió un jugoso bono y los televidentes fueron testigos del nacimiento de Sin Filtro.



El representante máximo del término "hipster" fungió como una especie de moderador, mientras que un émulo de Carlos Loret de Mola (quien había antes vociferado en contra de la empresa en manifestaciones del movimiento estudiantil), una versión "wanna be" de Luis Videgaray, una chica con la capacidad de crítica de Adela Micha, otra con la de Atala Sarmiento, un tipo que seguramente estaba pensando en el "after" del programa y un muchacho de chaleco, discutieron los "temas más importantes" de la realidad nacional, fueron brutalmente exhibidos por la empresa a la que agradecieron por la "bonditud" de sus directivos y por la apertura a "nuevas ideas".
Eso si, Sin Filtro inauguró un nuevo género televisivo: "el programa sin producción", pues fue evidente que no hubo un trabajo previo de producción (el término "escaleta" brilló por su ausencia) y lo que antes se conocía como estructura televisiva fue reemplazada por una discusión sin sentido, sin rumbo, sin dirección.
Sin Filtro merecerá seguramente un amplio análisis en las escuelas de Comunicación y Periodismo. Clases enteras se dedicarán a estudiarlo minuciosamente...como un claro ejemplo de todo aquello que jamás debe hacerse en un programa televisivo de opinión. Han sentado un nuevo precedente, un nuevo paradigma televisivo en el que se han alcanzado nuevos estándares de estupidez televisiva.




Y mientras tanto, Azcárraga ha de sonreír placidamente. No necesitó de mucho para quitarse de encima a la molesta opinión pública que pedía apertura a la sociedad civil en sus canales televisivos, tampoco representó mayor problema el mostrar a su audiencia lo que para él es el "verdadero" rostro de la juventud "crítica" del país, sin gastar mucho dinero, pensando en que antes necesitaba de todo un evento llamado Espacio para hacerlo, hasta barato le salió el asunto. Chapultepec 18 debe ser hoy una auténtica isla de felicidad y tranquilidad pues los filtros para un programa como éste son absolutamente innecesarios.

Así las cosas hoy miércoles...


Salud pues......

jueves, octubre 25, 2012

De Héroes Caídos...

Seven Readers!!...

El ser humano moderno tiene una enorme tendencia a encumbrar rapidamente a cualquier persona que destaque por sobre las demás en cualquier actividad, es decir nuestra sociedad se caracteriza por ser una auténtica generadora de héroes. Una vez que éstos se encuentran en la cima del éxito, nuestra admiración es incuestionable: son nuestros ídolos, los que representan la grandeza del hombre, su triunfo sobre la adversidad los convierte en líderes de todo el planeta.
Pero así como somos inmensamente proclives a endiosar a quienes alcanzan grandes metas, lo somos también para destrozarles cuando alguna de esas personas cae del Olimpo en el que le hemos puesto. Parecemos gozarnos en los errores de nuestros ídolos, en el descubrimiento de sus fallas. Quizá porque cuando un héroe cae, nos percatamos que es tan humano, tan falible, como cualquiera de nosotros. Y cuando un caso así se presenta todos estamos dispuestos a lanzarnos sobre la moribunda presa, todos tienen una opinión sobre quien se haya en la lona, todos nos regodeamos con su agonía.
El caso de Lance Amstrong es un buen ejemplo de lo anterior.
El admirado ciclista, aquel que hizo que medio planeta llevara una espantosa pulsera amarilla de plástico como un símbolo de victoria, el ganador de siete vueltas a Francia, el ejemplo perfecto del héroe moderno, el Lance Amstrong que era visto como uno de los atletas más grandes de toda la historia y su lucha contra el cáncer le había convertido en un ejemplo de vida y lucha para muchos seres humanos que atraviesan por una situación semejante, hoy va en caída libre hacía ese abismo en el que la sociedad moderna coloca - con singular algarabía - a esos héroes cuyos errores quedan el descubierto y que son empujados de manera violenta desde el precipicio.



La persecución que en su contra hicieron organismos como la UCI (Unión Ciclista Internacional) o la WADA (Agencia Mundial Antidopaje) fue despiadada, como si esas instituciones hubiesen sido creadas para mover todos sus recursos y lograr demostrar la culpabilidad del ciclista texano. El desenlace de la historia era previsible: en algún momento Amstrong sería acusado por uso de sustancias prohibidas. Y sucedió: finalmente se puso a descubierto una compleja red de complicidades que permitió a Amstrong salir ileso de las acusaciones en más de una ocasión, pero han sido los testimonios de sus ex compañeros en el extinto equipo US Postal, los que han terminado por hundir al atleta  pues los análisis realizados en su momento - particularmente durante en el Tour de Francia - resultaron negativos. En total a Lance Amstrong se le practicaron 218 pruebas y siempre salió limpio de las mismas; la UCI ha dicho que esto fue así porque el ciclista fue más astuto que la tecnología que en ese entonces se tenía para detectar a quienes pretendían usar sustancias con el objetivo de mejorar su rendimiento.
En resumen: Amstrong y su equipo fueron extremadamente astutos para urdir su engaño. Lo consiguieron hasta que la presión fue insoportable y casi todos los involucrados terminaron por confesar su trampa...menos el actor principal de la trama.
Para muchos el silencio de Amstrong es lo que le hace aún más culpable. El hecho de declinar a seguir con su defensa genera una sensación de que, tácitamente, ha terminado por aceptar que se ha quedado sin argumentos para demostrar su inocencia. El juicio social entonces es implacable: Amstrong es un tramposo y merece ser castigado.  Quizá su peor castigo es que simplemente ha dejado de existir en los anales del ciclismo al ser literalmente borrado de los mismos. Para el Tour de Francia, para el ciclismo mundial, para el deporte, Amstrong nunca existió. Páginas como Wikipedia ya han borrado a Lance como el máximo ganador de la vuelta francesa y la historia ha dictado que de 1999 a 2005 simplemente no hubo un vencedor.
El deporte le ha olvidado pero el escarnio social en contra de Amstrong se ha intensificado. Por supuesto que nada justifica su comportamiento y es evidente que tiene que afrontar las consecuencias de sus actos, pero ¿es justificable el convertir a su figura en carroña para ser devorada por la sociedad? Es uno de esos casos en los que deberíamos preguntarnos si somos moralmente aptos para aventar las piedras sobre el personaje en desgracia. En una sociedad en la que suele valorarse al éxito sin importar los medios por los que éste se ha conseguido, resulta paradójico el hecho de que se ataque a quien ha seguido, al pie de la letra, muchas de las instrucciones no escritas para convertirse en un triunfador. Una vez más se practica una doble moral que resulta en algo tan espeluznante como los actos del texano y sus cómplices.
De nuevo ha aparecido nuestra tendencia a destrozar tan rápido como se pueda al héroe caído porque de esa forma reafirmamos nuestra propia condición humana, aquella que en muchas ocasiones parece estar desesperada por recordarse a si misma que los héroes no existen, que todos ellos a pesar de lo que los adoramos e idolatramos, son simples mortales como cualquiera de nosotros.



Así las cosas hoy jueves...

Salud Pues......

lunes, octubre 08, 2012

De Dos Películas Sobre Los Extremos de la Vida...

Seven Readers!!...

Fin de semana cinematográfico, fin de semana de extremos de vida planteados a través de dos cintas lejanas entre si, pero cercanas en cuanto a que abordan temas torales en la existencia de cada ser humano. Por un lado, niños y adolescentes enfrentados a la presión de una brutal competencia que termina forjando su vocación y su carácter, y por el otro la historia de un grupo de ancianos que se enfrentan al inevitable paso del tiempo y a esos años en los que el final del camino está a la vuelta de la esquina. Ambas películas tienen un lazo en común: tratan sobre la importancia de la elección y sobre la capacidad de los seres humanos para realizarla durante las diferentes etapas de la vida. 
Las películas son First Position y Et Si On Vivait Tous Ensemble? a la que me referiré por su título en español: ¿Y Si Viviéramos todos juntos?.

First Position...

Solemos mirar al ballet como una danza ágil y delicada, sin embargo para dedicarse a ella se requiere no solamente de una enorme fortaleza física, sino de un talento a veces superlativo y de una gran capacidad mental para aguantar las horas de práctica y la presión de la competencia. First Position es un documental de Bess Kargman que sigue a 6 jóvenes bailarines, cuyas edades oscilan entre los 10 y los 17 años, que participan en una de las competencias de ballet más prestigiadas y exigentes del mundo: el Youth America Grand Prix. 



La gran virtud del documental recae en la honestidad con la que retrata la vida de estos seis personajes - todos con bagajes completamente diferentes - que buscan becas para estudiar y/o trabajar en las mejores compañías de ballet del planeta. Kargman nos lleva a la intimidad de sus vidas y la de un escenario en el que la presión quizá sea comparable a la que viven los atletas de alto rendimiento antes de entrar a una competencia de primer nivel. 


Quizá la película nos lleve a preguntarnos, por momentos, si un niño o niña a los 11 años debe ser sometido a un entrenamiento tan riguroso como el que tienen que pasar para destacar en el mundo del ballet; pero por otro lado no deja ninguna duda de que la pasión con la que desarrollan y expresan su arte es totalmente genuina. Es el amor a la danza lo que termina por moverlos, por hacerlos presentarse con gran aplomo  ante un jurado cuyo nivel de exigencia los obliga a hacer presentaciones perfectas.
Dotado se secuencias de gran lirismo y emotividad, First Position es un filme sobre el inicio de una lucha por alcanzar el éxito y por el sacrificio para obtenerlo, para poder llegar a ser alguien la vida. Es una obra sobre el poder que tiene el arte para hacer de un ser humano en ciernes alguien realmente extraordinario.

Et Si On Vivait Tous Ensemble?...

El personaje de Jane Fonda en ¿Y Si Viviéramos Todos Juntos? hace un planteamiento fundamental para entender la trama del filme: "Planeamos todo, pero no pensamos en los últimos años". Y es que la vejez suele sorprender al ser humano sin estar listo para afrontar ese tramo final del camino. Uno tiene que enfrentarse a una infinidad de temas: al desgaste físico y mental, a las enfermedades, al abandono por parte de la familia y la sociedad, y a la inevitabilidad de la muerte. El filme de Stéphane Robelin toca todos esos temas pero añade uno más: el de la posibilidad de enfrentarlos con la solidaridad de una comunidad formada por aquellas personas que con el tiempo se llegan a convertir en las más entrañables de la vida: los amigos.


La película narra la historia de cinco amigos que, por diversas circunstancias, deciden vivir bajo el mismo techo y así formar una pequeña comunidad para apoyarse mutuamente durante los últimos años de su vida. Pero no todo será perfecto: para lograr la armonía tendrán que vencer no solamente a los problemas que trae consigo la convivencia diaria, sino también a inesperados fantasmas del pasado que arrojarán secretos que pondrán a prueba la amistad de los miembros del grupo. Habrá un elemento extra: un estudiante de etnología cuya tesis versa sobre la llamada tercera edad, y que se convertirá en un engrane muy importante dentro del grupo pues le conectará con el presente al mismo tiempo en que representa a la modernidad que se asoma con ojos de asombro al futuro que le espera.



El gran mérito de la película de Robelin es que no cae en la tentación de contar la historia a través de un "sentimentalismo enternecedor", sino que busca presentar un lado más realista de la vejez, de sus consecuencias y de los elementos que se tienen occidente para enfrentarla. Con grandes actuaciones - destacando por sobre todo Fonda y una soberbia Geraldine Chaplin - ¿Y Si Viviéramos Todos Juntos? es un interesante y entretenido estudio cinematográfico sobre esa etapa de la vida a la que todos llegaremos algún día; y es también un cálido filme sobre esa familia a la que uno tiene la posibilidad de elegir: la que forman nuestros amigos, y que contrariamente a lo que sucede con los parientes consanguíneos, con el paso de los años termina por generar lazos profundos que practicamente son indestructibles.

Así las cosas hoy lunes...

Salud pues...... 

jueves, octubre 04, 2012

De Musicales Divagaciones...

Seven Readers!!...

Una de mis grandes manías consiste en elegir la canción perfecta para hacerla el soundtrack adecuado  para cada momento del día. El proceso no es sencillo y entran en juego muchos factores como el clima, la hora, mi estado de ánimo, el lugar en el que me encuentro o la compañía. 
Con los años he aprendido a perfeccionar el procedimiento y ahora la tecnología permite hacer el cambio de una canción a otra con tan solo  apretar unos botones. Antiguamente eso requería de tiempo, por ejemplo: cuando comencé a manejar, el auto en el que lo hice contaba con un estéreo reproductor de cassettes. Pasaba horas en casa grabando "mix tapes" que luego resultarían ideales para el viaje a la escuela, a la playa o simplemente para pasar una tarde con los amigos. Evidentemente existían problemas particularmente cuando de la nada el día se nublaba y tenía que hallar la cinta que contenía la banda sonora perfecta para contar y acompañar a ese cambio en las condiciones climatológicas, eso hizo que más de un copiloto renunciara a subirse conmigo pues ello significaba tener que escuchar canciones completamente extrañas y además chutarse largos períodos esperando a que yo concluyese con la elección musical perfecta.



Todo eso provocó que me volviera más quisquilloso en cuanto a mis gustos musicales y a la vez me llevara a explorar territorios sonoros mucho más complejos que los que ofrecía el llamado "mainstream", aunque sin renunciar a las cosas de calidad que éste ofrecía. El tiempo me ha enseñado que la música tiene muchas funciones, pero más allá de un mero divertimento, de presentarse como un sonido que acompaña, creo firmemente en la capacidad narrativa que tienen las canciones para contar nuestra propia historia.
No soy el único que piensa de tal forma: uno de los grandes éxitos de la industria musical consiste en explotar la nostalgia a través de la música. Nos han enseñado a consumir canciones que acompañaron a etapas importantes de nuestra vida de manera casi autómata. El problema es precisamente recae en la palabra consumo que convierte a la Música - y a muchas otras formas de arte - en un producto netamente comercial que puede sacrificar incluso sus cualidades artísticas en función de aumentar las ganancias que produce.





Hace unos días fui invitado a un lugar llamado, textualmente, +d'30. El restaurante - bar tiene como principal objetivo el de colgarse de la industria de la nostalgia. Independientemente de que se trata de un sitio extremadamente incómodo y en el que es imposible caminar o moverse por la cantidad de gente que le visita, lo verdaderamente lamentable es como el concepto del antro juega con esa engañosa idea de que existe música que a nivel masivo ha contado la historia de toda una generación. Me resisto a pensar que esa identidad generada a partir de ciertas canciones se produce solamente en sitios en los que grupos de "música versátil" desafinan mientras sus integrantes - en este caso en particular: mirreyes, lobukis y buenos músicos que tienen que comer - se desviven por hacer la mejor imitación de Luis MiguelJosé José o Arjona (ah si..esa es la música que predomina en tal antro). Creo que esa identidad musical se crea a partir de procesos más íntimos en los que uno utiliza a la música como un instrumento de expresión y no como un simple producto de consumo.
Rob Gordon, el gran personaje de High Fidelity, tiene una frase que me parece genial:

Now, the making of a good compilation tape is a very subtle art. Many do's and don'ts. First of all, you 're using someone else's poetry to express how you feel. This is a delicate thing.

No puedo estar más de acuerdo. Elegir la música que uno escucha me parece algo extremadamente delicado porque al hacerlo estamos haciendo algo más que elegir a una serie de sonidos para hacer más amena nuestra jornada. Lo que escuchamos está contando realmente quienes somos, cuales son nuestras aspiraciones, nuestros deseos, nuestros sueños, nuestros sentimientos, en que nos hemos convertido. Por ende, y en concordancia con Gordon, el proceso de elección musical puede entenderse también como un intento de manifestarse en términos artísticos.  Eso nos hace más cercanos a los verdaderos creadores y a quienes nos apropiamos de su obra para convertirla - literalmente - en una crónica de lo cotidiano o de aquellos momentos que consideramos como especiales y que recordaremos por toda la vida.
Con lo anterior no pretendo sugerir que todos quemen en este momento su colección de discos o que borren toda la música de sus ordenadores y que comiencen a indagar sobre el artista norcoreano más famoso del planeta.  Sin embargo cuando uno empieza por el camino del descubrimiento musical, cuando uno decide realmente expresarse a través de lo que escucha, la experiencia provista por la música no solamente resulta en algo más placentero, sino que va creando pequeños espejos sonoros en los que podemos mirarnos con la absoluta certeza de que el reflejo tendrá un alto grado de honestidad y veracidad sobre nosotros mismos.
Y por otro lado, nunca deja de ser divertido ese pequeño gran proceso de elegir la canción idónea, la melodía perfecta, que funcionará como la banda sonora de todos nuestros momentos, de los días soleados, de las noches oscuras y lluviosas o de ese instante en el que te cruzas por el camino con gente realmente significativa...en fin de esas circunstancias diarias que terminan por definirnos como seres humanos.




Así las cosas hoy miércoles...

Salud pues......