lunes, febrero 18, 2013

De Los Miserables...

Seven Readers!!...

¿Por qué Los Miserables sigue siendo una obra emocionante? Por su universalidad. Entiéndase ésta como la virtud de presentar temas que son perennes en el tiempo y aplicables practicamente a cualquier sociedad, aunque no se si ello necesariamente hable bien del desarrollo que la humanidad ha tenido durante todos estos años. Los Miserables aborda cuestiones como la injusticia, la pobreza, la virtud, el sacrificio, la lucha por la igualdad y la libertad. Víctor Hugo fue uno de esos genios que pudo prever algunos de los cánceres más profundos de occidente y cuya extirpación duraría años o quizá siglos. Y es que aún en esta moderna sociedad del Siglo XXI podemos encontrarnos con la pobreza extrema, con la injusticia y con la lucha por la libertad como una de las utopías que nos permiten avanzar, aunque  sea con pasos muy pequeños.
Si la novela de Víctor Hugo es emocionante, lo es más cuando a partir de ella Alain Boublil y Claude-Michael Schönberg la toman como base para realizar un musical, pues añadieron a una gran obra un elemento cuya capacidad de emocionarnos trasciende también épocas: la música. El resultado: una auténtica epopeya cuyo éxito teatral fue literalmente inmediato. La partitura de Los Miserables está llena de grandes momentos que transitan por las emociones que  nos mueven como seres humanos: el amor, el dolor, la esperanza, la fraternidad, el perdón. 
El cine ha filmado muchas versiones de la obra del francés (aunque la mejor versión, para mi, es la miniserie de Televisión que en el 2000 protagonizaron Gérard Depardieu y John Malkovich) pero nunca se había atrevido a llevar a la pantalla al musical de Boublil y Schönberg, quizá por dos razones: la primera porque se trata de una obra de culto, amada por miles de personas que han caído rendidos antes las emocionantes piezas musicales y que había que ser tratada con el respeto que merecen todos los clásicos. La segunda tiene que ver con la transcripción del lenguaje del teatro al audiovisual. No hay que olvidar que la puesta teatral  tradicional tiene, salvo algunas excepciones,  solamente un punto de vista: el del espectador hacía el escenario. El cine en cambio ofrece una diversidad de los mismos y el público puede ser confrontado con diferentes ángulos que permitan apreciar una escena desde diversas posiciones. Por lo anterior, el trabajo de planificación tendría que llevar a la audiencia a vivir una nueva experiencia, una en que la narración cambie completamente a partir de los planos cinematográficos y de la unión de los mismos dada por el montaje. Finalmente alguien se atrevió a correr los riesgos que estas dos razones traían consigo: el director Tom Hooper.



Es difícil saber con certeza lo que sucedió durante el proceso creativo del filme. Sin embargo, puedo especular a partir de lo visto en pantalla. Hooper tenía ante si los dilemas planteados anteriormente, ¿qué hizo? tomó dos decisiones puramente cinematográficas: la primera fue acercar la cámara a los actores durante arias del musical que contienen una gran carga dramática. El mejor ejemplo es la grandiosa secuencia de "I Dreamed a Dream". Hooper mantiene un solo encuadre durante toda la pieza musical. Se trata de un close up, sin ningún tipo de corte al personaje de Fantine. Cuenta para ello con la colaboración de una fantástica Anne Hathaway cuya interpretación cargada de dolor y desesperanza generan un momento catártico, brutal y emocionante. Hooper repetirá esos acercamientos a los personajes en más de un momento, como si quisiera marcar que esa intimidad solo puede ser mostrada por el cine, jamás por el teatro. Tendrá otros momentos similares, siempre con la cámara sobre los personajes, siempre tratando de mostrar con esto lo más profundo de sus sentimientos. La otra decisión es diametralmente opuesta: Hooper irá de lo íntimo a lo espectacular. Nos recordará que el Musical es un género épico, en el que la cámara siempre se encuentra en movimiento, en el que los sets son amplios, enormes, en los que se pueden recrear grandes y fantásticas secuencias. La película adquirirá entonces tintes de epopeya, de grandeza.



Encuentro a un filme con un reparto sólido, actores que demuestran grandes capacidades tanto vocales como interpretativas. El Jean Valtjean de Hugh Jackman es enorme desde su primera aparición en pantalla. Jackman es capaz de proyectar las diferentes etapas de la vida del personaje y los conflictos a los que se va enfrentando con el desarrollo de la historia. Su interpretación está llena de matices, de momentos de gran ternura y humanismo. En contraparte el Javert de Rusell Crowe es sobrio, poco expresivo, un hombre sin la capacidad de comprensión y de empatía por el ser humano que llega a sentir Valtjean. No se trata de un villano, sino del perfecto antihéroe, alguien que no encaja fuera del mundo que conoce: el del rigor y la disciplina policial . Hathaway tiene la fragilidad y la fortaleza para interpretar a un personaje tan importante como Fantine. Sacha Baron-Cohen, Amanda Seyfried, Helena Boham-Carter, Samantha Barks y Eddie Redmayne completan a un fuerte ensamble de actores y que entran en el tono de la película.
Al final creo que Los Miserables tiene una gran característica, algo que comparten el musical (tanto el teatral como el cinematográfico) las películas, las series de televisión y, por supuesto, el libro clásico de Víctor Hugo: más allá de un producto artístico se trata de una experiencia. Una experiencia capaz de generar una gran cantidad de emociones. En este caso es una de esas películas con las que uno puede dejarse llevar por la historia, por lo grandioso de su música, por lo espectacular de sus secuencias, por las tragedias de sus personajes.
Saliendo del cine, alguien me dio la mejor reacción, la mejor reseña que puede darse a una obra como Los Miserables: "Tengo un manojo de emociones por fuera, pero una sonrisa en el corazón". Eso, sin duda solo lo consigue una auténtica obra de arte.
Un logro.

Así las cosas hoy lunes...

Salud pues......

2 comentarios:

Dib dijo...

Híjole, tantas cosas que comentar de la película:

1.- El principio es APOTEÓSICO. Brutal desde el primer segundo y toda la secuencia de "Look Down"
2.- La actuación de Hathaway como Fantine es INCREIBLE. Putísima y se casó de blanco si I dreamed a dream no gana un Oscar.
3.- Wolverine se la discute y aunque hay momentos en los que simplemente no me quita de la mente a "Logan" (lo que no pasa con el Gladiador), su actuación es impecable.

Sentí que era necesaria una canción más con el tema de Look Down. Sobre todo después de la pegajosísisma parte de "The beggers".

Finalmente, es horrible estar en el cine, teniendo conciencia con los demás asistentes y nada más haciendo lipsync cuando otros detrás de ti sí están cantando nada afinadamente.

Kix dijo...

Debo confesar que yo no sabía que era una versión en musical. Cuando inició la movie, sí fue un sacón de onda para mí ver a todos cantando.
However, disfruté cada escena, cada actuación, cada lágrima. .. porque sí, lloré cual Magdalena, iniciando desde I Dreamed a Dream! Uff qué bárbara esta chica Hathaway, te toca las fibras intensamente!

Loved it.