miércoles, marzo 27, 2013

De porque México NO debe ir al Mundial...

Seven Readers!!...

En nuestro país el aficionado al fútbol está acostumbrado a vivir de los espejos que le receta la televisión cuando se trata de la Selección Nacional de Fútbol. Estupideces como "Aquí está el Tri", "El Equipo de Todos" o la "Selección Azteca" aún calan en fanáticos creados bajo la sombra de la pantalla de televisión. Medios y aficionados, han sobrevalorado tradicionalmente a un equipo que se cotiza como de "media tabla" en el concierto futbolístico internacional. Si bien es cierto que se han tenido buenos resultados en divisiones inferiores y que la medalla olímpica fue un extraordinario logro, el fútbol mexicano de selecciones, particularmente el de la selección mayor, es feliz porque se encuentra en una zona de confort conocida como CONCACAF que sin duda alguna es la confederación con el peor nivel deportivo de toda la FIFA. Lo anterior contribuye a aumentar el engaño del que son víctimas los seguidores del balompié en nuestro país, pues se vende a la selección como la gran "potencia" del área.
Los  tres primeros partidos jugados por México dentro del hexagonal que determinará a los 3 calificados de CONCACAF al Mundial de Brasil - sin contar al cuarto lugar que jugará una eliminatoria en contra de Nueva Zelanda -   debieron haber sido suficientes para despertar al aficionado a la realidad futbolística y darse cuenta de que la Selección Mexicana disfraza su endémica mediocridad bajo la protección de la televisión y de alguno que otro chispazo futbolístico. Pero no parece ser así. Todavía esta mañana me he encontrado con frases como "hay que seguir soñando", "si se puede" o "en el próximo goleamos", frases que aún demuestran que el aficionado mexicano sigue soñando con un producto que sostiene sus esperanzas mundialistas en una estructura creada por la televisión, y en las ganas de algunos seleccionados que aún poseen cierta vergüenza deportiva y se entregan en la cancha.



En los años que tengo de ver al fútbol mexicano de selección, solo me he encontrado con dos eventos que generaron algún tipo de cambio en el mismo: el castigo de FIFA por el tema de los "cachirules" que negó a México la posibilidad de jugar el mundial de Italia 90 y la llegada de César Luis Menotti a dirigir a la Selección. El primer caso provocó que México nunca volviera a hacer trampa en selecciones menores y, en cierta medida, los triunfos en años recientes son producto de que se comenzó a trabajar de manera seria para evitar cualquier tipo de corrupción que llévase a ser eliminados en el escritorio de las competencias. Con Menotti ocurrió algo de trascendencia: le brindó al jugador mexicano mentalidad y estilo. El argentino sentó bases muy importantes para que el futbolista nacional comenzara a creer que puede salir de la mediocridad, al mismo tiempo que entendió perfectamente las características físicas y técnicas de los mexicanos para generar una manera propia de jugar, algo que nunca había tenido la Selección. Desafortunadamente la televisión echó a Menotti antes de tiempo y aunque su estela fue aprovechada por Miguel Mejía Barón, ésta parece ser que ha terminado por diluirse.
Regresamos al presente, a un fútbol mexicano que se aferra a las posibilidades matemáticas para calificar al Mundial Carioca en lugar de hacerlo apostando a un estilo de juego, a la personalidad y talento de sus jugadores y a su supuesta estructura. Aunque los números indican que México aún tiene aspiraciones mundialistas, paradojicamente lo mejor que podría sucederle al fútbol mexicano es fracasar  en su intento de ir a la Copa del Mundo. El mal parece ser el remedio, porque solo de esa manera los directivos tendrían que renunciar (si es que tienen un mínimo de ética) dando paso a una profesionalización necesaria de quienes manejan al fútbol mexicano, los jugadores tendrían que salir de su zona de confort generada por sueldos millonarios y la vida de "rockstars" que le generan tanto los medios deportivos como la prensa del corazón, y los aficionados abrirían los ojos y dejarían de comprar los espejos que cada cuatro años le venden los dueños del balón y de la Televisión, quizá entonces nos olvidaríamos de "creer" para comenzar a exigir. 
No le veo en este momento otra salida al futbolito nacional. Es hora de generar un auténtico proyecto de crecimiento sustentado en cimientos reales y no en castillos de arena que son construidos cada cuatro años y que se caen estrepitosamente en el cuarto partido de la Copa del Mundo.

Así las cosas hoy miércoles...

Salud pues......


jueves, marzo 21, 2013

De Una Opinión Sobre la FILEY...

Seven Readers!!...

Terminó la segunda Feria Internacional de la Lectura de Yucatán y vale la pena hablar de lo sucedido durante la semana pasada. Si bien sigue siendo un esfuerzo importante para difundir a la lectura, me parece que habría que hacer señalamientos para evitar que algo que nació con el potencial para convertirse en el evento literario más importante del sureste, termine convirtiéndose en un evento de puros "cuates". Hay elementos para pensar que esto puede pasar e insisto es un buen momento para que los organizadores definan un mejor rumbo para la feria.
Voy a hablar de la FILEY desde las dos perspectivas desde las que pude observar a la feria: la primera es la de alguien que estuvo en la feria como gente de medios y la segunda desde el punto de vista de un visitante del evento.
Desde el primer punto de vista debo decir que la atención a los medios me pareció estupenda. Siempre se tuvo una llamada telefónica avisando de la presentación de un autor o de un libro y, salvo alguna excepción, autores y presentadores estuvieron en la mayor disposición para brindar entrevistas a los representantes de los medios. Hubo también acceso sin problemas a todos los rincones de la feria y la amabilidad de los encargados de prensa es destacarse. Pocas veces uno se encuentra con chicos de un departamento de atención a la prensa tan comprometidos y con ganas realmente de que su evento tenga difusión.
Lamentablemente esa difusión no se alcanza porque hubo un marcado desinterés por parte de los medios - principalmente los electrónicos - de darle cobertura a la feria. Durante los días que estuve en las actividades dedicadas a la prensa, solo vi a todos los canales de TV locales y a algunas  estaciones de radio - salvo la universitaria, por obvias razones - en la inauguración. Nunca los vi en entrevistas con autores, ni generando noticias que ayuden a difundir a la lectura - principal objetivo de la feria - entre la población. Ese endémico desinterés de los medios electrónicos locales por todo aquello que huela a cultura, habla mucho del nivel que tiene la mayoría de los opinadores, productores y lectores de noticias de la plaza.
Por otro lado, uno esperaba que siendo Francia el país invitado se tuviese más información que la que se tenía en un stand colocado en la entrada principal a la sala de venta y exposición de libros, que llamaba más la atención por los vinos que vendía y por los anuncios de cursos de francés de parte de la Alianza Francesa. Fuera de eso, el programa no incluía presentaciones de autores franceses contemporáneos, ni las editoriales francesas se destacaron por su presencia. En resumen: el tema de Francia como "Invitado de Honor" pareció ser solamente un eslogan para generar reflectores.



Como visitante la cosa se complica aún más. En primera instancia ya se sabe que en un evento de esta naturaleza, es imposible asistir a todos las actividades que se desean. Pero lo es más cuando se programan presentaciones de autores en días hábiles y en horarios laborales. Por ejemplo: yo tenía mucho interés en ver y escuchar a Juan Villoro presentando el libro "Un Montón de Piedras" de Jorge F. Hernández, pero en viernes a las 6 de la tarde me es imposible, lo mismo sucedió con otros escritores. El diagrama de planeación del programa parece haber estado hecho con la idea de dejar lugares vacíos en actos que realmente valían la pena. 
Por otra parte era evidente que la oferta de casas editoriales fue inferior a la del año pasado. Nada extraordinario, nada que no pudiera encontrarse en cualquier librería y - lo más lamentable - sin una oferta atractiva en términos de precios. Si ya sé, alguien me dirá que "rascándole" uno podía hacerse de una buena cantidad de libros, pero si el objetivo de la feria es promover la lectura se esperaría que no se espantase al posible lector con los precios de la mayoría de los ejemplares. La esperada "Venta Nocturna" del sábado 16 de marzo fue un auténtico fiasco: los descuentos eran de risa e incluso editoriales como Oceáno simplemente decidieron no sumarse a la supuesta noche de ofertas.
Existen actos en los que comenzamos a ver los mismos de siempre, a quienes son considerados por otros - y por ellos mismos claro - como los máximos representantes del quehacer literario en Yucatán y honestamente uno está cansado del protagonismo de los llamados "cronistas" de Mérida y de unos cuantos que suelen estar al acecho de este tipo de eventos para secuestrarlos a la primera oportunidad.



La FILEY sigue siendo una buena idea, un buen esfuerzo por tener una feria literaria importante en la región. Pero la edición que recién terminó demuestra que se necesita más profesionalismo entre los organizadores, pues se ha rebasado ya la etapa de los buenos deseos. A los directivos la feria les comienza a quedar grande y si se quiere posicionar a la FILEY al nivel de las de Guadalajara o Minería, falta mucho trabajo por hacer. Se necesita un director con experiencia en la organización de eventos culturales de gran envergadura (dato: la directora de la FIL de Guadalajara Nubia Macías, renunció hace unos días a su puesto, no sería mala idea contratarla al menos como asesora) y la formación de un consejo directivo en el que se incluyan a personas con nuevas ideas para el evento y en el que se excluya al amiguismo y a los grupos que pretenden marcar perennemente las directrices culturales de Yucatán.
La tercera edición de la Feria puede marcar su consolidación hacía ser una auténtica promotora de la diversidad cultural, de la lectura como herramienta fundamental para el avance de una sociedad como lo yucateca, o puede ser la que marque para terminar siendo un evento regionalista y hecho para el lucimiento de algunas personas. 
Veremos...

Así las cosas hoy jueves...

Salud pues.......

jueves, marzo 07, 2013

De Opinar Sobre Chávez...

Seven Readers!!...

¿Quién era Hugo Chávez? Esa pregunta tiene varias respuestas. En primera instancia está la respuesta que puedan dar los venezolanos, y en segundo lugar aquellas que daremos quienes vivimos en cualquier otra parte del mundo. En el segundo caso la respuesta dependerá de que medio de comunicación, que articulista o que canal de televisión se lea o se vea. Porque es evidente que quienes estamos fuera de la nación sudamericana conocimos al difunto admirador de Simón Bolívar a través de los medios de comunicación y por ende nuestra percepción de lo que su figura representó está moldeada por estos.
Vamos al caso de México: "¿Chávez? ¡Claro!" - responderán algunos mexicanos - aquel hombre con el que era comparado el "peligro para México" de 2006, el "dictador", dirán, "ese que quitaba la propiedades, que cercenaba libertades" y que había que impedir que influenciara a nuestro país. Chávez, para muchos, era una especie de demonio que les llevó a votar por todo aquello que - según también los medios - estaba completamente alejado de lo que el venezolano representaba. Por otro lado están aquellos que miraban en Chávez al libertador, al hombre que había logrado restaurar la democracia en Venezuela, que había llevado al pueblo finalmente al poder y que tenía los arrestos para enfrentarse al avasallador poder del imperio norteamericano. Para estos, el Presidente - Comandante era un importante factor de resistencia y por lo tanto su ejemplo tendría que haber cundido en el resto del continente.
Yo, por supuesto, también estoy influenciado por los medios. Nunca he estado en Venezuela y por lo tanto mi percepción sobre Hugo Chávez tiene que ver con lo que he leído, escuchado y visto tanto en prensa escrita como en la televisión. Y nada más. 
La cuestión es: ¿cuántos de los que hoy opinan sobre Hugo Chávez lo hacen con esa conciencia, con la de que su criterio respecto al fallecido ha sido mediaticamente formado? Estamos ante un buen ejemplo de que como los medios construyen a los personajes de acuerdo a sus propios intereses, a sus líneas editoriales o a las que les marcan los anunciantes. Por ende, a menos que tengamos un contacto más o menos directo con los actores de la noticia, nuestra interpretación de la realidad está, en la mayoría de las ocasiones, condicionada a lo que nos muestran los medios que consumimos.



Opinar en los tiempos de Twitter es muy sencillo. Las redes sociales nos han convertido en "opinólogos" profesionales y creemos que nuestra verdad es absoluta e impoluta, particularmente cuando se trata de situaciones o personajes polémicos. Sin embargo, parece ser que cada vez perdemos más la conciencia de que nuestra opinión está sesgada por el grado de información que tenemos y, por supuesto, por nuestras propias fobias y filias políticas (las cuales tenemos todos, incluso aquellos que se declaran como "apolíticos). Decir que Chávez fue un dictador es muy fácil, decir que fue un auténtico demócrata también, el sustento para cimentar tales opiniones es lo complejo pues habría que preguntarse qué elementos tenemos para hacer esas afirmaciones.
Se dice que quienes tienen la obligación de sustentar sus opiniones son solamente aquellos que viven de tal cosa, es decir los que trabajan en los medios de comunicación. Una de las claves del periodismo bien ejercido es el fundamentar con datos duros una afirmación. Recientemente leí un artículo y una crónica sobre Hugo Chávez que, me parece, hacen un gran trabajo. Una está a favor del Presidente Venezolano y el otro dibuja una visión menos optimista de la Venezuela Chavista. El gran mérito de ambas piezas reside en los datos que presentan pues hacen referencia a organismos internacionales que se dedican a medir cuestiones como el desarrollo, la violencia o la economía de las naciones. Eso se llama buen periodismo.
Claro, un Twittero o un bloguero aficionado no tiene la obligación de sustentar sus afirmaciones con datos duros...¿o sí?. Eso dependerá de la importancia que uno le de a su opinión y la conciencia del impacto que pueda o se quiera tener en las redes sociales, y, por supuesto, de lo que se quiera que nuestros lectores o seguidores piensen de nosotros. Pero me parece que es evidente que opiniones como la que se pueda tener en torno a personajes como Chávez dicen mucho de quienes somos y de nuestra formación, particularmente aquella que recibimos a través de los medios de comunicación masiva.
El post empezó con una pregunta tal vez planteada de manera errónea. Quizá lo que debió preguntarse al principio es ¿Quién creemos que era Hugo Chávez?. Esa pregunta si tiene oportunidades de ser respondida de acuerdo a nuestros filtros mediáticos y a nuestro conocimiento - mucho o poco - sobre lo que realmente hizo o no hizo en los años en los que gobernó a Venezuela. Lo visto en los últimos días, particularmente en redes sociales, son una muestra de nuestra enorme capacidad para teclear opiniones, pero también una muestra de que en términos de calidad de las mismas, el camino por recorrer es aún bastante largo.Y, por supuesto, me incluyo entre quienes aún estamos en el principio de tal brecha.

Así las cosas hoy jueves...

Salud pues.......