viernes, junio 27, 2014

De una breve reflexión sobre "lo nuestro"...

Seven Readers!!!...

Una chica que se asume a si misma como "locutora" publica un video en el que, mostrando un enorme complejo de inferioridad y una inaudita ignorancia, pide a todos los "foráneos" que tomen su avión o su ADO y salgan de las fronteras yucatecas pues, de acuerdo a la lógica de la pobre chamaca, solamente han venido a atentar contra lo yucateco, contra lo "nuestro". El vídeo ha sido ampliamente "viralizado" y comentado en las redes sociales por lo que #LadyPanucho goza de los cinco minutos de popularidad que suelen acompañar a este tipo de contenidos que, afortunadamente, en su mayoría son completamente efímeros. 
Más allá del ridículo y lamentable tono usado por quien se dice profesional del micrófono (vuelvo a sentir una pena enorme por lo que le están haciendo a la radio yucateca) de lo indefendible de sus argumentos xenófobos y clasistas, de su llamado a tomar acciones y a la posibilidad de crear un movimiento en contra de los "foráneos" (min 4:02 del tristemente célebre video). Es interesante pensar en aquello que ella y muchos otros llaman a defender a capa y espada y que denominan como "lo nuestro", es decir esa agrupación de costumbres, cosas, actos, maneras de pensar, lugares y actitudes que nos identifican a los individuos y a los diferentes grupos sociales, y que forman parte de lo que los académicos conocen como cultura. 
Meterse a definir lo que  es la cultura es un problema bastante añejo y complejo el cual prefiero dejarle a mis amigos antropólogos. Sin embargo hay algo que dentro de esa maraña de complejidades que representan a la cultura que es parte intrínseca de la misma: la cultura no es estática, no es inmutable. Siempre se encuentra en constante evolución gracias a una actividad que históricamente ha representado una forma de contacto con el otro: el viaje. Viaje que en un principio se dio por medios naturales y que en nuestros días se da a partir no solamente del desplazamiento de seres humanos de un lugar a otro sino también como consecuencia de la tecnología que hemos desarrollado para comunicarnos y acortar distancias. Nuestra cultura hoy es producto de influencias globales, mientras que también desde lo local generamos un impacto importante en otras latitudes. Quien quiera negar lo anterior me parece que vive en una burbuja mental y/o emocional que no le permite ver más allá de sus propios y limitados horizontes.





Definir entonces a "lo nuestro" resulta muy complejo, porque el constante intercambio cultural genera sobre todo diversidad, que me parece poco a poco se va convirtiendo en el principal representativo de los grupos sociales que viven en contextos citadinos, en grupos que se encuentran en constante movimiento, en constante evolución. Hoy tan nuestros son unos salbutes como unos tacos al pastor, hoy tan nuestro es el rock and roll como lo es la trova. En realidad me parece que son los bienes culturales los que han roto con las fronteras políticas que aún existen y hoy nuestras sociedades son más ricas e interesantes gracias a esa constante apropiación que hacemos del otro. 
Lo mismo va para con otras cuestiones. Estoy seguro que hace medio siglo en Yucatán una pareja que vivía en unión libre era "satanizada" y excluida como parte de la sociedad solamente porque había decidido compartir su vida sin un acta matrimonial de por medio. Hoy las uniones libres son tan comunes que incluso han sido reconocidas en términos jurídicos para garantizar que quienes están en tal situación tengan también derechos y obligaciones como las tiene una pareja que decide firmar un papel para legalizar su convivencia. 
Con ello no quiero decir que ese intercambio sea siempre positivo.  Hemos exportado e importado actitudes de las cuales no necesariamente debemos sentirnos orgullosos. Alguna vez escuché en el DF a un yucateco decirle a un chilango que cuando viniese a Mérida ni se le ocurra ir por el sur de la ciudad, pues ese era un territorio de "indios" (ah como nos gusta en Yucatán usar ese término de manera despectiva), de gente que no era de "bien". El tipo predisponía al futuro visitante a mantener una actitud racista y clasista (es muy paradójico que el yucateco siempre mire la paja en el ojo ajeno, cuando le encanta discriminar, sobre todo a otros yucatecos). Lamentablemente esta forma de pensar y de comportarse no es exclusiva de la gente de Yucatán, sino que la discriminación es un mal existente en todo el país, por lo que es innegable que también alguien de cualquier otra región de la República pueda traerla consigo a estas regiones. Pese a lo anterior, me parece que existen más cosas positivas que negativas en ese movimiento que la cultura trae consigo. Ese intercambio, ese rompimiento de fronteras culturales, poco a poco comienza a generar una sociedad más incluyente, más susceptible a adoptar pensamientos, costumbres y actitudes que nos enriquecen, que nos hacen ser mejores seres humanos y que amplían nuestro pensamiento, gustos y afinidades. 
En estos globalizados días aún existen integrantes de sociedades que se mantienen con miedo a lo que  el contacto con el otro y el cambio puedan traer consigo. #LadyPanucho es un buen ejemplo de alguien que enfrenta tal contacto con ese temor producido de manera innegable por un absurdo y enfermizo complejo de inferioridad. Afortunadamente existen muchas opiniones que condenan su actitud y la de quienes piensan como ella. Eso nos trae la seguridad que quizá en un futuro no muy lejano esos chauvinistas resistentes al cambio terminen por desaparecer.

Así las cosas hoy viernes...

Salud pues......

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